sábado, 5 de febrero de 2011

Socialismo y burocracia: la revolución usurpada


"No puede haber tragedia mayor que la de una gran revolución que sucumbe al puño que tenía que defenderla de sus enemigos" Isaac Deutscher

El drama histórico sufrido por el pueblo soviético con el derrumbe de la URSS, no fue, ni pudo ser, la resultante de factores externos que, " desde fuera" y de manera ajena a las contradicciones del sistema y a los componentes subjetivos del desarrollo social, condujeron a la derrota. Aquellos factores externos que obviamente concurrieron, (desde luego no mas intensos que muchos de los que hubo de resistir y vencer la URSS en sus ochenta años de historia) difícilmente hubieran concluido en el desmoronamiento del sistema , si no fuera por la receptividad que encontraron en una honda descomposición del régimen y, sobre todo, en agentes sociales que desde posiciones rectoras unían su interés de grupo a la destrucción del socialismo. Eso fue lo decisivo.

Para culminar en aquella situación de desmovilización social y bancarrota del régimen socialista, el factor decisivo, si no el único, parece residir en lo que ha venido a denominarse "degeneración burocrática". La realización de lo que Marx consideraba "peligro permanente de la usurpación gubernamental de la dominación de clase". ( C.Marx y F. Engels. Obras 2ª edc. T.17 p.458)

Debe advertirse que aquel "peligro de usurpación" se presenta en la fase de construcción del socialismo con un crecido riesgo, como un auténtico tendón de Aquiles. Durante ese período - período de transición- , el aparato económico y todo el tejido de relaciones sociales, se va conformando impulsado por resortes político-administrativos que cobran por lo mismo una importancia incrementada.

Para culminar en aquella situación de desmovilización social y bancarrota del régimen socialista, el factor decisivo, si no el único, parece residir en lo que ha venido a denominarse "degeneración burocrática". La realización de lo que Marx consideraba "peligro permanente de la usurpación gubernamental de la dominación de clase". ( C.Marx y F. Engels. Obras 2ª edc. T.17 p.458)

Debe advertirse que aquel "peligro de usurpación" se presenta en la fase de construcción del socialismo con un crecido riesgo, como un auténtico tendón de Aquiles. Durante ese período - período de transición- , el aparato económico y todo el tejido de relaciones sociales, se va conformando impulsado por resortes político-administrativos que cobran por lo mismo una importancia incrementada.

El poder de la burocracia y la alta amenaza de que el aparato funcionarial asfixiara al socialismo fueron, durante un tiempo, ampliamente tratados en la literatura marxista. Sucedió así, particularmente, al hilo de la experiencia de la Comuna de París, de los episodios históricos protagonizados por Luis Bonaparte y del análisis del estado prusiano "el estado burocrático" como lo definiera Marx - C. Marx Carta a L. Kuglemann. Marx-Engels o. Esco. T 2 pag. 429. Edt. Progreso-.

"...Para no perder de nuevo su dominación recién conquistada, la clase obrera tiene que precaverse contra sus propios diputados y funcionarios, declarándolos a todos sin excepción revocables en cualquier momento ", señalaba Engels ( CM y FE Obras T.22 p199). Pocas cosas suscitaron más preocupación a Rosa Luxemburgo que las patologías burocráticas del movimiento obrero (RL Huelga, Partido y Sindicatos). Gramsci es igualmente expreso en este extremo en su artículo "Sobre el funcionarismo", escrito a comienzos de 1921. Para Otto Bauer la subordinación de la burocracia es cuestión esencial del socialismo: "Sólo si la burocracia se somete al control de las masas trabajadoras, y las masas de no privilegiados controlan los ingresos y los privilegios de los "electos", sólo en este caso, la totalidad del pueblo trabajador será propietaria de los medios y de los productos de su trabajo".

Toda la vasta elaboración de Mao Tsetung sobre la "línea de masas" se inspira en el temor a las distorsiones burocráticas y al poder de esa burocracia. Excepcional significación reviste que el propio programa de los bolcheviques desde 1919 introdujera la expresión "Estado obrero con deformación burocrática" para referirse al proceso revolucionario en curso en Rusia. Al respecto Lenin indicaba tiempo después: "En el programa de nuestro Partido vemos ya que nuestro Estado es obrero con una deformación burocrática, hemos tenido que colgarle esa lamentable etiqueta, ahí tenéis la realidad del periodo de transición" ( Lenin. Los sindicatos en el momento actual y los errores de Trotsky . Obras Completas. T. XXXIII . Ed. La Habana).

En la obra de los máximos pensadores marxistas el burocratismo no aparece ni identificado a los trabajadores de la administración, ni banalizado al punto de reducirlo a un simple problema de métodos, malos hábitos y rutinas oficinescas. Fue examinado como un sistema verticalista de administración, generador de privilegios, con alta dosis de violencia potencial por la debilidad social del grupo en el que se sustenta. La Burocracia constituye un grupo social privilegiado de funcionarios públicos. El burocratismo un método. El burocratismo puede prevalecer sin Burocracia pero ésta actuará necesariamente con modos burocráticos.

En el capitalismo el poder burocrático-administrativo normalmente secunda, y en el peor de los casos traba, el desarrollo capitalista. En este sistema ,en gran medida, las fuerzas productivas trabajan por su cuenta, el poder y los privilegios residen ante todo en la base económica, en la propiedad y en las posiciones rectoras en el mundo mercantil. Las propias leyes del desarrollo capitalista refrenan, en parte, la expansión del poder burocrático por mucho que necesiten del estado para la acumulación, transferencia de recursos, coacción y hegemonía.

Pese a ello, cuando en determinadas coyunturas las sociedades capitalistas desisten de los modos democrático-formales y se revisten con formas de gobierno mas autoritarias ampliando su cobertura burocrática, militar y represiva, ésta puede hacerse autosuficiente y escapar durante un periodo de tiempo al control de la propia clase . Puede suceder, igualmente, en sociedades de débil desarrollo capitalista donde un importante fragmento de la burguesía procede de una burocracia enriquecida con el saqueo de los recursos públicos.

Contrariamente, en el socialismo, el desenvolvimiento de las nuevas relaciones viene indisolublemente ligado a la iniciativa político-administrativa y por lo mismo la desviación burocrática se presenta siempre como una amenaza tendencial . Un peligro que se centuplica cuando las transformaciones se emprenden en sociedades con limitada articulación de la sociedad civil, donde entre el Estado y la masa de la población no hay apenas nada, y sobre todo cuando el nuevo sistema se ha de edificar sobre una base débil de desarrollo de las fuerzas productivas con limitado capital humano. La acumulación socialista requiere entonces de enérgicas decisiones políticas, incrementándose, en consecuencia la propensión al verticalismo y a la autosuficiencia del aparato administrativo.

Justamente advertido de que la rama pudiera mas que el árbol , en el pensamiento marxista ocupó un lugar relevante –hasta su traumática amputación avanzada ya la segunda mitad de los años veinte del pasado siglo- todo lo concerniente a la relación estado-partido-clase y al significado de la burocratización en el conjunto de la sociedad política -administración, partidos, sindicatos...-.

-II-

Por el lugar que ocupa en la sociedad y por el carácter de sus funciones, la alta burocracia percibe con temor el control y la participación social. Siente en ello una cercenación de sus prerrogativas cuando no un peligro mortal para su posición dirigente.

A diferencia de las grandes clases sociales en que su poder descansa en el dominio de la base económica de la sociedad y desde ahí construyen todo el entramado de consenso social- siendo el poder político, en lo esencial, un derivado de ello- para la burocracia, detentar el control administrativo de forma arbitraria y en su propio provecho es , por definición, cuestión central, sin ello carece de cualquier superioridad, no existiría como grupo social.

Por su carácter de grupo parasitario que solo sobrevive con el dominio del entramado político administrativo, la burocracia es particularmente beligerante contra cualquier línea de profundización democrática e intervención popular. De hay nace la extrema violencia con la que el "poder burocrático" combate al "poder social". Y de ahí también la ferocidad con la que sus distintas fracciones dirimen la lucha por la posesión y reparto del poder estatal.

El mundo jerarquizado del habitat burocrático, y el poder de que dispone, se refleja en una singular concepción de la sociedad. Esta se les representa dividida entre administrados y administradores dentro de una escala vertical de grados y categorías. Por sus propias condiciones de existencia, en la psicología de este grupo social arraiga con facilidad una abstracción del poder político-administrativo que lo transforma en fetiche. Con igual facilidad y por la misma razón, les repugna toda idea de poder social. Justamente una disposición lo más opuesta a los requerimientos de un sistema, como el socialista, que tiene que apelar a la iniciativa creadora del pueblo que es, en definitiva, donde reside el factor decisivo para su éxito y llegado el caso de su misma supervivencia.

Lenin manifestaba, con reiteración, su temor a que el nuevo cuerpo funcionarial surgido de la Revolución terminara contaminándose y asumiendo los métodos y la psicología del viejo aparato administrativo, que pasara así lo que a aquellos pueblos conquistadores que terminaban siendo dominados por la cultura de los conquistados "...aquí se podría tener la impresión de que los vencidos tienen una cultura elevada. Nada de esto. Su cultura es mezquina, insignificante, pero sin embargo, es más elaborada que la nuestra".

-III-

La amenaza de usurpación burocrática de la dominación de clase no se resuelve con fórmulas simplistas que tiendan a la negación o menosprecio del papel del partido y del Estado en la transición socialista.

La necesidad de apoyarse en un aparato de Estado para las transformaciones socialistas, con todos los riesgos que comprende es cuestión ya resuelta desde la últimas décadas del siglo pasado, cuando se dilucidó el debate entre las posiciones marxistas y bakuninistas. La experiencia arrojada por el paso del tiempo confirma que se trata de una necesidad "objetiva" fuera de discusión.

Esa objetividad, lejos de minimizar, subraya el riesgo de usurpación burocrática del poder, revela que tal peligro cuenta para realizarse con un soporte ideológico-cultural, material y clasista, extremadamente poderoso.

Sobre esta amenaza anticipaba Marx: "( la clase obrera que ha tomado el poder) debe impedir que sus órganos de Estado se transformen de servidores de la sociedad en dueños de ésta" – C. Marx. La Guerra Civil en Francia-

Objetivamente determinado resulta igualmente el papel central del partido. No ya la clase obrera, sino cualquier clase social, ejerce de hecho el poder, en considerable medida, a través de su parte políticamente más organizada y lúcida. Poco importa en este punto que se le llame o no partido. Esa representación de la clase se prepara para ello, para ganar la hegemonía y ejercer el poder: consenso y coacción.

Pero a la vez, el partido en su relación con la clase goza de una amplia autonomía, no existe un vínculo de subordinación orgánica de aquel con respecto a esta. Esa amplia autonomía no es el resultado de una decisión voluntaria, ni de una especulación teórica, es producto de una necesidad que está en la propia naturaleza del partido clasista como creación histórica. Sólo con esa distancia puede el partido situarse por encima de la contradictoria realidad interna de la clase, homogeneizarla y representar el interés estratégico de esta en su conjunto.

Y es precisamente por todo ello, por la necesidad objetiva del poder estatal y del partido, por la objetiva autonomía de este último con respecto a la clase, y en consecuencia por la amplia discrecionalidad del aparato burocrático estatal -que se nutre del partido-, por lo que resulta tan real, próxima y viva, la amenaza de usurpación burocrática del poder de la clase. Sobre este extremo Gramsci era muy enfático: "...si llega a constituir un cuerpo solidario y autosuficiente, si se siente independiente de la masa, la burocracia es la fuerza consuetudinaria y conservadora más peligrosa…" (Gramsci . Nicolas Maquiavelo Cuaderno 13).

Y es que la autonomía objetiva de las instituciones políticas debe implicar la comprensión de que mientras mas se eleven estas instituciones por encima de las clases a las que sirven, mas riesgo tienen de sucumbir, independientemente de su voluntad, a la tendencia a perpetuarse y mas se aproximan a entrar en conflicto con los intereses de la propia clase a la que se deben.

La sustitución de la clase por la burocracia no discurre según un plan preconcebido en detalle sino que, de manera natural, le marca el paso la acumulación de privilegios. Alcanzado un punto la burocracia no se caracteriza solo por ser un vértice funcionarial parásito y enriquecido, que distorsiona el sistema, sino una casta que demanda rebasar la posición de privilegio en el consumo para invadir el campo de la clase: la propiedad y el tráfico mercantil. Así, el curso del desarrollo del poder burocrático se presenta contradictorio, coexisten valores opuestos. Durante un periodo de tiempo mas o menos prolongado, la expansión del poder burocrático depende del desarrollo del sistema que despoja y de un cierto consenso en la clase que le sostiene .

-IV-

La cristalización en la URSS de una casta parasitaria que terminó vinculando sus destinos con la restauración del capitalismo, fue precedida de un largo proceso de incubación y desarrollo, en el que sí que ejercieron una influencia determinante los factores externos a la propia lógica del desenvolvimiento de la sociedad socialista.

Contrariamente a lo que a primera vista resultaba previsible, fue justamente cuando la revolución soviética había superado sus inicios más críticos, la guerra civil y la intervención extranjera, cuando comenzaron asentarse las bases de lo que resultó después en una monstruosa deformación burocrática.

Particularmente desde 1921 Lenin se prodiga en advertencias sobre la "plaga" del burocratismo:

"El 5 de Mayo de 1918 todavía no se planteaba ante nosotros el problema del burocratismo (...) aún no sentíamos esa plaga:

Pasó un año, en Marzo de 1919, se aprueba un nuevo programa del Partido (...) hablamos ya del renacimiento parcial del burocratismo dentro del régimen soviético.

Pasaron dos años más. En la primavera de 1921 ya apreciamos esta plaga con mayor claridad y precisión, ya se alza más amenazante ante nosotros " .

V. I. Lenin, del" Impuesto en Especie" -Mayo 1921- (Obras Completas. T.43 edt. Progreso)

La enfermedad que dañó severamente la salud de Vladimir Ilich Lenin desde 1922 hasta su fallecimiento en Enero de 1924, le impidió desencadenar la "tormenta" contra el burocratismo que preparaba para el XII Congreso al que no pudo ni tan siquiera asistir. En todos los escritos de sus últimos años Lenin es reiterativo en el peligro que representaban las crecientes manifestaciones de burocratismo.

A partir de 1921, al tiempo que en Rusia se remontaba la primera y más angustiosa fase de supervivencia de la Revolución de Octubre, el sistema capitalista entraba en un período de relativa estabilización, y con ello se diluían las esperanzas de un triunfo generalizado de los procesos revolucionarios. Se debilitó entonces la tensión ideal con la que la sociedad soviética afrontaba las extremas exigencias del momento.

A la vez la objetividad del agresivo cerco capitalista, por una parte, y el abrumador componente campesino y pequeño- burgués de la sociedad rusa, por la otra, conformaron el cuadro propicio para que se promoviera una fase de restricciones democráticas que tomó impulso y se fue extendiendo de una esfera a otra de la realidad política en general, de la estructura administrativa, y de la vida social.

El cruce entre el reflujo revolucionario a escala internacional, la agravación de las contradicciones internas, y la agresión exterior, delimitó una situación extremadamente compleja proclive a saldarse con detrimento de la democracia socialista.

Se suprimieron las tendencias internas en el partido dirigente, desapareció violentamente aquella concepción del partido que permitía la convivencia en su Buró Político de Lenin y Trostky, Zinoviev, Radeck, Stalin, Kamenev, Bujarin, Piatakov, Rikov... un Buró Político que se podía permitir el "lujo" de dejar a Lenin en minoría y en cuestiones trascendentales como el del monopolio del comercio exterior o el reconocimiento de los derechos nacionales al pueblo de Georgia... y en situaciones cruciales, como los de la firma de la paz con Alemania.

La dirección bolchevique no sólo desestimó la propuesta de Lenin de excluir a Kamenev y Zinoviev por su comportamiento en los momentos inmediatamente anteriores al levantamiento de Octubre, sino que poco después los mismos pasaron a desempeñar las mas altas responsabilidades en la Internacional Comunista y en las organizaciones del partido y del estado en Moscu y Petrogrado...

En ocasiones se llegaron a suprimir de artículos de Lenin referencias a errores de los bolcheviques y a ocultar sus criterios en temas significativos. Lo mas llamativo, empero, no es que eso sucediera, sino la actitud del propio Lenin ante ello: ...Al ver que el Comité Central ha dejado sin respuesta mis instancias...y que el Organo Central tacha de mis articulos las alusiones a errores tan escandalosos de los bolcheviques como la vergonzosa decisión de participar en el anteparlamento...al ver todo eso, debo considerar que existe en ello una "sutil" insinuación para que me calle y de que me retire...me veo obligado a dimitir de mi cargo en el Comité Central, cosa que hago, y a reservarme la libertad de hacer agitación en las organizaciones de base del Partido y en su Congreso...(Lenin.. La crisis Ha madurado. Obras Completas T.43).

Así era el partido que condujo el triunfo de la revolución, el de la guerra civil y el de uno de los mas grandes virajes en la historia de la humanidad .

Fue en los difíciles momentos derivados de la sublevación del Cronstadt en 1921, en la que participaron no pocos bolcheviques, cuando en el X Congreso se acordó la prohibición de las "fracciones internas". Esta medida iba a gravitar pesadamente sobre el futuro del partido y del país. Justo entonces, Lenin, que participaba de aquella prohibición y de otras restricciones de la democracia como medidas "temporales", ponía el acento en el derecho a las tendencias. Al punto fue de esa manera que no solo rechazó la dimisión de los miembros de la "oposición obrera", sino que propuso la incorporación de sus representantes más destacados a la dirección del partido y la publicación de su plataforma en el órgano central con una tirada de 250.000 ejemplares.

Lenin se opuso expresamente a la propuesta de Riazanov de extender la prohibición de fracciones a las plataformas. El Congreso rechazó tal propuesta siguiendo el criterio de Lenin.

No obstante en los años posteriores lo que era una prohibición de disciplinas paralelas se extendió a la restricción primero, y persecución después, de plataformas y tendencias internas, y de ahí se pasó a la degeneración del centralismo democrático y de toda la vida del partido. Así, por ejemplo, en Mayo de 1928 y tras vencer una prolongada resistencia, el Comité Central promulgó un decreto que puso todas las publicaciones del país bajo el control de Estado. Era el mismo Comité Central que en 1925 afirmaba: "el partido no puede permitir por decreto o proclamación ningún monopolio legal de producción literaria por parte de un grupo u organización , y no puede conceder este monopolio a ningún grupo, ni siquiera al propio grupo proletario...".( Escritores y problemas de la literatura soviética 1917-1967 . Alianza Edt.).

De manera inevitable y en gran medida imperceptible, la estructura dominante del partido, del estado, de los sindicatos, de los soviet, de las fabricas, de las cooperativas... fue cambiando su naturaleza, sus conceptos, su psicología... se deslizaba de expresión del poder social conquistado con la revolución de Octubre a burocracia dirigente detentadora inatacable del poder.

-V-

Se volvió a evidenciar que toda estructura política autoritaria, incluso considerada como medida temporal, encierra el peligro real de enajenación del poder político respecto de la clase y capas cuyos intereses está llamado a interpretar.

Este fue el curso que siguieron las cosas en una escalada que alcanzó niveles de paroxismo: de los 1.956 delegados al XVII Congreso celebrado en 1934, 1.108 fueron detenidos posteriormente, la mayoría entre 1937 y 1938, bajo la acusación de actividades contrarrevolucionarias. Dos tercios de los miembros del Comité Central elegidos en aquel congreso fueron eliminados, condenados a penas de prisión o ejecutados.

Se comprende que un país amenazado y agredido desde el día mismo en que triunfó su revolución cuidaba con particular esmero su Ejército Rojo. Por la misma razón, la casta reinante de forma directamente proporcional a la acumulación de privilegios, incrementaba sus prevenciones contra la oficialidad soviética y desencadenó contra la misma uno de sus golpes mas tenebrosos. En los mismos años 1937-1938,en quince meses, se arrestó a 36000 oficiales del ejército y a 4000 de la marina; 13 de los quince comandantes del estado mayor y 154 de los 195 comandantes de división fueron fusilados en base a inverosímiles imputaciones. Pocos años después se manifestaron sus consecuencias en una inmensa tragedia.

Hasta finales de los años veinte en el partido coexistian, aceptado como legitimo, tres corrientes que se vinieron a clasificar como derecha, centro e izquierda. Se inició en la segunda mitad de los años veinte, y se consolidó en los treinta , uno de los episodios mas perversos de los que sufrió el PCUS y por extensión el conjunto del movimiento comunista: la representación de las divergencias y de la lucha de criterios como antagonismos con toda su fuerza destructiva. Lo que se manifestaba ahora era la natural propensión de la burocracia a antagonizarse frente a cualquier iniciativa que amenace su posición de privilegio, por mezquina que esta sea.

Sobrevino así una monstruosa corrupción de la teoría de la contradicción y de las políticas deducidas para su tratamiento. Los efectos de aquella deformación han sido devastadores para los comunistas hasta nuestros días

CRF
ADAN CHAPARRO
CI:17501640
WEB:http://www.marxismo.org/?q=node/738

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